Construye y cultiva en un invernadero

Aprende desde cero a construir y cultivar tus plantas en tu propio invernadero

Hoy en día los invernaderos se
pueden encontrar en todas las
formas, colores, materiales y
tamaños. Desde el gigantesco
modelo industrial al pequeño
invernadero en miniatura,
pasando por los de mediano
tamaño para el jardín de fin de
semana, todos son adecuados
para proteger nuestras plantas de
los rigores del frío. Sólo hay que
escoger el modelo que mejor se
adecúe al espacio disponible… y
ai presupuesto.
;.Qué modelo escoger?
I odo depende del espacio de que
se disponga y del dinero que se
desee invertir. Hay dos tipos
básicos, uno al que podríamos
denominar «portátil», construido
en materiales ligeros, con un
tamaño que no suele sobrepasar
los 9 m* y con todos los lados
aurista lados, v otro que se asienta
sobre una base sólida de ladrillo
o madera, por lo que sólo recibe
sol por su mitad superior y que
puede construirse casi tan grande
como se desee, según sea el
espacio disponible,

¿Qué ventajas ofrece cada uno?
Los modelos fijos con una base
de ladrillo o madera ofrecen más
variedad de ambientes, con lo
que el número de especies que
pueden cultivarse en ellos es
mayor. En la parte inferior, más
húmeda y oscura, pueden
cultivarse especies amantes de la
sombra, mientras que del techo y
en las bandejas superiores
pueden cultivarse distintos tipos
de epífitos y plantas que
necesiten mucha luz. También
ofrecen la ventaja de que por su
solidez el calor se pierde mucho
menos y por este motivo resulta
más económico a la hora de
calentarlo por métodos
artificiales. Como principales
inconvenientes se destacan el que
al ser una estructura fija no
puede ser cambiado a otra zona
(
del jardín sin recurrir a obras y
que resultan un poco más caros
de construcción.
Los modelos que hemos
denominado portátiles tienen ¡a
ventaja de que por su pequeño
tamaño pueden adaptarse a
prácticamente todo tipo de
jardines, con la propiedad
adicional de que si se desea
emplear la zona del jardín en
donde se ha instalado para otros
menesteres, no hay más que
desmontarlo con cuidado y
volverlo a armar en en nuevo
emplazamiento. Como
l
inconvenientes podemos señalar
el de que por tener todas sus
caras de cristal o plástico, cuando
se le proporciona calor de forma
artificial tiende a dispersarlo muy
fácilmente, con el consiguiente
encarecimiento. También el
número de ambientes diferentes
y, por consiguiente de plantas a
cultivar, es mucho menor.
¿Qué materiales elegir?
A la hora de la compra no debe
considerarse sólo el coste
momentáneo, sino también el
desembolso que generará su
mantenimiento y el tiempo que
puede durar sin renovarlo. Para
la base indudablemente habrá
que elegir entre el ladrillo o el
aluminio, pues aparte de ser más
baratos y duraderos que la
madera, el costo por
mantenimiento es mucho menor.
(>ara las partes transparentes
puede elegirse entre el plástico o
el vidrio. El primero es mucho
más barato v resistente a los
golpes, cosa que no hay que
desdeñar si en la casa hay niños,
pero presenta el inconveniente de
que con el tiempo se vuelve
quebradizo y pierde su
transparencia a causa del polvo y
la arenilla. El vidrio es más caro
y frágil, pero presenta la ventaja
de que capta y retiene el calor
del sol mucho mejor y
permanece inalterable con el
tiempo. Además acepta mucho
mejor las pinturas protectoras.

Condiciones

El que dentro del invernadero las
plantas se desarrollen
perfectamente o, por el contrario,
tengan una vida efímera, es
cuestión sólo de que se sepan
regular y armonizar tres faetores
principales: agua, luz y
temperatura. Si uno de estos
parámetros falla, no importa
cuán caro y tecnifícado sea el
invernadero, las plantas morirán
sin remedio.
¿< ómo hay que regar?
Es fácil comprender que dentro
de un invernadero el cómodo y
rápido sistema de manguera a
chorro libre esté proscrito’, pues
las salpicaduras producidas
ensuciarían rápidamente los
cristales y el poco espacio
disponible haría que el agua
llegase a las plantas con

demasiada presión. Para evitarlo
puede recurrirse a los
atomizadores con regulador, que
proporcionan una densa pero
suave nube de agua muy efectiva,
t ambién es interesante el sistema
por goteo, que proporciona a la
planta el agua de una forma
continua y dosificada. Por último
puede recurrirse al riego capilar,
mediante arena o fibra de vidrio,
situado bajo los tiestos para
mantenerlos constantemente
húmedos gracias a un sistema
automático.
/.Cómo se controla la luz?
En la actualidad existen en el
mercado sistemas automáticos
que gracias a un conjunto de
fotocélulas extienden o recogen
automáticamente un sistema de
esterillas según sean las
condiciones de luz. Como son un
poco caros, el aficionado puede
recurrir a cubrir los lechos y
paredes de forma manual con
esterillas realizadas’a base de
cañas o rafia. Este último
material es más duradero y ligero
v dado que se fabrica en varios
tamaños de calado puede
regularse la luz de forma muy
precisa. Durante el verano,
época en que la radiación solar
es muy intensa, las paredes
pueden pintarse de forma
permanente con blanco de
España, sustancia fácil de aplicar,
barata y que luego puede
eliminarse rápidamente con agua
y una rasqueta.
;.Y el calor?
Un sistema de calefacción amplía
enormemente las posibilidades
del invernadero. El más inocuo,
pero también el más caro de los
sistemas, es el compuesto a base
de resistencias eléctricas. Los
. sistemas de gas natural o
petróleo son mucho más baratos
y al quemarse proporcionan
dióxido de carbono que es
beneficioso para las plantas, pero
también producen vapor de agua
que hace gotear los cristales e
impide mantener el invernadero
seco. Para evitarlo hay que
introducir algún sistema de
ventilación, ya sea mediante
respiraderos en el techo o en las
paredes.
¿Hay que preocuparse de la
desinfección?
Por supuesto que sí. El
invernadero por sus condiciones
de alta temperatura y humedad
es una zona de continua
exposición a todo tipo de
enfermedades y plagas. No hay
que esperar a que éstas hagan
acto de presencia y, por tanto, lo
mejor es rociar periódicamente
con un insecticida y fungicida de
amplio espectro. Una vez al año,
y a ser posible coincidiendo con
la mitad de la primavera o el
otoño, es conveniente sacar todas
las plantas y quemar en el
interior unos pequeños
recipientes con azufre en polvo.
Mientras esté ardiendo no debe
permanecer nadie en el interior
de! invernadero, pues los vapores
son tóxicos para el hombre.
Transcurridas 24 horas se ventila
bien y ya se pueden volver a
instalar todas las plantas.

Ubicación del invernadero

La disposición del invernadero es fundamental para el desarrollo de las plantas que se cultiven en él.

Para llegar a poder disfrutar de
un buen invernadero hay que
dedicar todo el tiempo necesario
a dos cosas fundamentales:
dónde v cómo instalarlo en el
fe»
jardín, y una vez realizada esta
misión, cómo distribuir las plantas
dentro del invernadero. La
atención a estos detalles
compensará a la larga el tiempo
invertido, pues aumentarán las
posibilidades de cultivo.
¿Dónde situar el invernadero?
Es fundamental escoger una
situación despejada, lejos de
árboles grandes, especialmente si
son de hoja perenne, pues la
sombra que proyectan reduce la
cantidad de uz recibida por las
plantas. Por el contrario, los
arbustos \ arbolillos pequeños, si
se plantan a una distancia
prudente, pueden ser
beneficiosos, pues sirven de
cortavientos y al formar una
pequeña bolsa de aire alrededor,
ahorrarán calefacción. Hay que
tener cuidado también con los

desniveles del terreno, pues al
pie de las colinas pueden
acumularse agua y hielo en
invierno. Si se dispone de poco
dinero para plantas lo mejor será
instalar un invernadero de una
sola vertiente acoplado a una
pared este o sur de la casa, pues
el muro absorberá el calor del sol
durante el día y lo irradiará por
la noche, ahorrando combustible.
! ¿Cómo instalar las plantas dentro
de él?
¡ Independientemente de lo que se
pretenda cultivar en el
invernadero, se pueden elegir dos
criterios distintos para su
distribución: como paisaje o
como escenario. La tendencia
actual es la de formas paisajistas,
es decir, creando un ambiente
que reconstruya el hábitat natural
de las plantas. Este sistema es sin
duda el más atractivo, pero
presenta el inconveniente de que
reduce mucho el espacio
aprovechable y limita la elección
de plantas. La otra alternativa
consiste en cultivar las plantas en
macetas, lo que ofrece la
i oportunidad de disfrutar de una
mayor gama de especies. Esta
última modalidad puede
concillarse un poco con la
anterior si las macetas se sitúan
en tres niveles: alto,
medio y bajo.
J ¿Qué plantas pueden instalarse
en el estrato superior?
Esta zona del invernadero es la
I que recibe más luz y además para
mm
aprovecharla bien es preciso
recurrir a plantas que muestren
su aspecto más espléndido
cuando cuelgan. Si la luz es
tamizada, éste será el
emplazamiento ideal de las
orquídeas, columneas, aechmeas,
vriesias y nidutarium que se
dispondrán en cestillos colgantes
y a ser posible en la parte central
para que no estorben el paso.
¿Y en la zona media?
Dentro de esta parte del
invernadero hay que hacer a su
vez una distinción entre los lados
que dan al Sur y al Este y los
que dan al Norte o al Oeste. En
la primera zona pueden cultivarse
-todo tipo de plantas que amen la
luz intensa, como cactus y
crasuláceas, petunias,
pensamientos, etc., mientras que
en !a parte de luz más suave
pueden situarse casi todas las
plantas que habitualmente se
tienen en el interior de la casa.
¿Cómo puede aprovecharse la
zona ha ja?
Si el invernadero no dispone de
calefacción, esta zona puede
emplearse para guardar durante
el invierno las plantas que
necesiten un reposo o los órganos
de reserva de las bulbosas. Estos
órganos deben guardarse en cajas
con turba o arena limpia. Como
hasta aquí llega poco la luz del
sol, también puede cultivarse con
éxito todo tipo de heléchos,
diversas clases de hiedras y las
plantas amantes de la sombra.

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