La sexualidad de las plantas

Sexualidad y clasificación de las plantas

Como ya sabían los babilonios, los egipcios y los griegos, las plantas tienen sexo y sus órganos sexuales se encuentran localizados en la flor.

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En 1694, Camerarius fue el primero que postuló científicamente esta afirmación. Basándose en este autor, Linneo analizaba las flores de las plantas y las describía, empleando a veces un modo poético. Introduce términos nuevos, cuya raíz la toma del griego, con ellas bautizaba las diferentes fases de «las nupcias de las plantas».

También debemos a Linneo la utilización de lo ssímbolos 28Y, tomados de la astrología y que desde entonces, nos valen para señalar el sexo de cualquier espécimen.

A partir de las diferencias que presentan entre sí los caracteres sexuales masculinos (estambres), realiza una clasificación del reino vegetal, en el que distingue un sistema de veintitrés clases. Algo más tarde, hace extensivo este método de trabajo a la clasificación de los reinos mineral y animal. Incluso designa al hombre como Homo sapiens y lo define haciendo suya la profunda máxima del clasicismo griego «conócete a ti mismo».

Todos estos datos se encuentran recogidos en sus dos obras más famosas: «Species plantarum», «Las especies de las plantas»; publicado en 1753, y «Systema naturae», «Sistema de la Naturaleza», que conoció doce ediciones, renovadas y ampliadas a lo largo de treinta años. Si no fuera por estas obras, escritas en latín en vez de en sueco, y por la vigencia actual de su sis- tema, Linneo no sería recordado hoy en día, como sucedió a muchos nota- bles contemporáneos suyos actualmente olvidados.

El sistema de Linneo, sobre todo el referente a las plantas, que es el más elaborado, es asequible y de fácil comprensión para cualquier persona. Su objetivo era situarlas plantas dentro de su clase y permitir una rápida identificación de su nombre. Discípulos y continua- dores, como la familia Jussieu, y De Candolle, mejoraron el sistema haciéndolo más natural. Con estas mejoras ha llegado hasta nosotros y es la base sobre la que se establecen las modernas clasificaciones. La clave del éxito de Linneo es su sentido del orden, unido a la concatenación de las ideas. Se le critica en ocasiones que «no vio más allá» de la clasificación o que no tuvo otras inquietudes científicas. Pero debemos reconocer que todo aquello que emprendió, fue realizado extraordinariamente bien, aun- que siempre trabajó muy deprisa. Trabajador incansable que jamás perdió capacidad de asombro, fue, en fin, el más importante naturalista del siglo XVIII y uno de los pocos cuya obra fue reconocida en vida.

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